dilluns, 9 de gener del 2012

FICCIÓN Y REALIDAD

Carlos dormía plácidamente tumbado sobre su pequeña cama… Era un chico de doce años cuya vida nunca fue nada fácil. Sus padres se peleaban a diario, mientras, él, se asomaba tras la puerta y escuchaba con atención todo aquello que se recriminaban sus padres.

Su mente, poco a poco, se fue fortaleciendo, y maduró antes de tiempo. No pudo disfrutar, como hacían sus compañeros del colegio, de su adolescencia, de la única etapa donde nada importa, donde todo es perfecto. El dolor se iba apoderando de él hasta el punto de no permitirle disfrutar de su vida. Aquella noche era mejor que cualquier otra, no encontraba el porqué pero fantaseaba sin rumbo y sin fronteras. La noche siempre fue su mejor escondrijo, aquel lugar le permitía abandonar el sufrimiento; de sueño en sueño creaba su mundo perfecto, donde la palabra dolor no era más que humo. Pero la vuelta a la realidad lo atormentaba, no lograba superar sus miedos, pues claro, ¿qué haría un niño en su lugar?

« Subí con mucho esfuerzo las montañas del Himalaya hasta que llegue a un lugar desconocido. Era maravillosamente hermoso, solo sentía paz en mi interior, la luz era tan potente que no conseguía ver; sin embargo, no tenía miedo, más bien mi cuerpo había entrado en un estado de relajación profundo. Tras mucho esfuerzo, logré vislumbrar una silueta de forma humana; era redondita, regordeta y sin pelo. Pensé en acercarme mientras elucubraba sobre qué podía ser aquello…

Fue entonces cuando oí una voz que me dijo: - Párate alma inocente y escucha con atención todo lo que te voy a contar. Sé que tú vida no ha sido un colchón de rosas sobre el que pudieras pasear alegremente. El dolor se ha ido apoderando de ti y de tu vida, mientras te sacaba todas tus ilusiones y vaciaba tú corazón. A pesar de todo, has logrado evadirte en tus sueños y sentir en ellos la plena felicidad. Pero no puedes vivir en un mundo irreal porque el choque con la realidad te angustia hasta el punto de pensar en ponerle fin. Debes saber, amigo mío, que la vida es difícil pero debemos analizar las experiencias; si son positivas beber de sus jugos y si son negativas sacarles partido y aprender de ellas. Porque solo ignorando el sufrimiento olvidarás el dolor. Recuerda que el paso del tiempo también será tu aliado. Deja atrás el odio y conviértelo en amor para todos. Ámate y ámalos, solo así podrás vivir feliz.

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