dimarts, 10 de gener del 2012

Un día más en este execrable mundo rutinario.

Uno se levanta por la mañana, única función: girar la rueda del hastío occidental. Un círculo vicioso repleto de determinadas obligaciones opresoras de libertad. Lávate la cara; límpiate los dientes; desayuna; coge el coche; estrésate; chilla, y llega a tu nauseabundo puesto de trabajo. Convertido en moneda, pierdes tú tiempo generando para el opresor. ¿Para qué? Para conseguir un salario ineludible para sobrevivir. ¿Has pensado en los tuyos? ¿Cuánto tiempo sin estar a su lado pasas? Incapaz de contar las horas disipadas a costa de las riquezas de otros. Fin de la jornada laboral, coge tu coche de nuevo, vuelve a casa, cena, mira la televisión y vete a dormir. Resumen: un día más a la mierda.

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